Había caminado durante días, sin rumbo fijo, dejando que el viento y los caminos invisibles de la vida lo guiaran. Diego no recordaba la última vez que había dormido bajo un techo o la última comida caliente que había probado. Su única compañía era su mochila gastada y el bastón de madera que lo ayudaba a avanzar.
Aquella tarde, cuando el sol comenzaba a teñir el cielo de naranjas y púrpuras, encontró un árbol solitario en medio del valle. Sus ramas gruesas y retorcidas ofrecían una sombra perfecta, y el susurro de las hojas al moverse con la brisa le pareció una invitación.
—Solo un momento —se dijo, dejándose caer sobre la hierba.
El suelo era blando y fresco, y por primera vez en mucho tiempo sintió el verdadero peso de su cansancio. Cerró los ojos, prometiéndose descansar solo unos minutos, pero el sueño lo envolvió como una manta tibia.
Entonces soñó.
En su sueño, estaba en un jardín infinito donde el tiempo no existía. Fuentes de agua cristalina murmuraban palabras antiguas, y el aroma de flores desconocidas lo envolvía en un abrazo de calma. Allí, sentado en un banco de piedra, un anciano de barba plateada lo observaba con una sonrisa tranquila.
—Has caminado mucho —le dijo el anciano—. Pero incluso los viajeros más fuertes deben descansar.
—No puedo detenerme —respondió Diego—. Si lo hago, perderé mi camino.
El anciano negó con la cabeza.
—El descanso no es abandono. Es la pausa que te permite seguir adelante.
Diego lo miró en silencio. En el fondo, sabía que tenía razón. Siempre había visto el descanso como una debilidad, como un tiempo perdido. Pero allí, en ese jardín de ensueño, entendió que detenerse no significaba rendirse.
Cuando despertó, el sol ya había bajado y el cielo estaba cubierto de estrellas. Su cuerpo se sentía más liviano, como si el sueño hubiera aliviado no solo su cansancio, sino también el peso invisible que llevaba en el alma.
Se levantó despacio, miró el árbol que le había dado refugio y sonrió.
Todavía tenía un largo camino por recorrer, pero esta vez, caminaría sin miedo a descansar cuando lo necesitara.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario